Arquidiócesis de Tegucigalpa/ Decanato Zona Periférica
Parroquia Cristo Rey y Santa Cruz
HORA SANTA
Para la semana entre el Lunes 16 y el Viernes 20
Monición inicial
La paz de la nación y la comunión de la Iglesia son 2 dones de Dios que jamás hemos de cansarnos de suplicar al Dios de la misericordia.
Pero son también 2 de las grandes tareas que el mismo Dios ha encomendado a su Iglesia.
Si por un lado somos bendecidos por Dios con estos dones, por otro, Él mismo nos confía el ser constructores de la paz y la unidad, con nuestros esfuerzos y testimonio de cada día. Y también con la oración.
Hoy nos reunimos para suplicar al Dios de la misericordia que siga bendiciendo a Honduras con el don de la paz, fruto de la justicia y la reconciliación. Y a nosotros, hijos de su Iglesia, que nos inspire sentimientos y compromisos de comunión, para que su Palabra puede ser creída por todos aquellos que siguen exigiendo, como santo Tomás, pruebas reales de la resurrección del Señor.
Pero además, suplicaremos por la pastoral juvenil de nuestra parroquia, que este fin de semana celebrará una asamblea general de planificación pastoral. Pidamos al señor de la unidad que sepan ser dóciles a su Espíritu Santo, para buscar y seguir los caminos de Cristo resucitado entre nuestros jóvenes.
Nos ponemos de rodillas para recibir con cantos la presencia de Jesucristo eucaristía.
A continuación se expone el Santísimo, según se acostumbra en cada capilla.
Una vez expuesto el Santísimo, se dejan unos 3 minutos de silencio.
1era. parte
La comunión de la iglesia
Pasado este tiempo un lector para al ambón a proclamar la 1era. lectura del domingo anterior: Hc. 2, 32 -35
Se dejan pasar otros 3 minutos de silencio.
Ahora el monitor (u otra persona asignada), desde un lugar diferente al ambón dirige una reflexión sobre el valor de la unidad en la Iglesia y nuestro deber de ser constructores y promotores de la misma. No debe hablar más de 5 minutos.
Algunas ideas sobre el valor de la unidad en la Iglesia
Ø Para san Lucas, una característica principal de la primeras comunidades que se reunían para celebrar y vivir la resurrección del Señor era precisamente la unidad.
Ø Y es que en la cruz de Cristo ha quedado vencida y superada toda causa de división no solo entre la humanidad en general, sino sobre todo entre los creyentes en Cristo, en particular.
Ø La unidad se construye entonces entorno a la cruz del resucitado.
Ø En la cruz aprendemos a renunciar a lo que nos desune y a buscar caminos de diálogo y comunión.
Ø La comunión se construye cuando juntos buscamos los caminos del evangelio.
Ø Pero eso supone estar dispuesto a abrirme al otro, a sus ideas y proyectos y no buscar imponer los míos, aunque esté convencido de que son los mejores.
Ø La unidad es una opción por el amor en la búsqueda de la verdad.
A continuación se entona algún canto sobre nuestra comunión como Iglesia.
Después del canto se dejan otros 5 minutos de silencio.
2da. parte
La paz de honduras
Terminado el tiempo del silencio, un lector pasa al ambón y proclama el texto de Jn. 20, 19 – 23
Se dejan pasar unos 3 minutos en silencio, pasado los cuales nuevamente una persona previamente designada toma la palabra y explica el tema de la paz.
Algunas ideas sobre el valor de la paz.
Ø Muchos hablan de paz, pero no saben ni qué es no cómo alcanzarla. Creen que la paz es la falta de problemas o que se alcanza con dinero, con poder o con armas, entre otras cosas.
Ø Hoy es importante recordar que la paz es antes que nada un don de Dios. Por tanto, quienes buscan la paz lo primero que deben hacer es suplicar por ella al Dios de la paz.
Ø Y junto a la oración, el compromiso por la paz.
Ø La paz de Honduras será el fruto de los que trabajan por la paz (a imagen de las bienaventuranzas). Trababajar por la paz es buscar y proclamar la verdad: la verdad sobre la reconciliación, frente a los que se empeñan en la confrontación y la división; la verdad de la justicia ante la injusticia, la impunidad y la violencia en las calles; la verdad sobre la solidaridad, ante la indiferencia, el despilfarro, el egoísmo, en fin, el mal uso de las cosas materiales. Por dar algunos ejemplos.
Ø Así, si la paz es un don de Dios, solo la alcanzan los que trabajan por la paz. Y esa es quizá la razón de que tanto falte la paz en nuestro país: faltan promotores y obreros que en Hondras trabajen por la paz.
Ø ¿Qué hacemos desde nuestra parroquia, desde nuestras familias, grupos apostólicos, centros de trabajo o de estudio, qué hacemos en fin, con nuestras vidas para promover la paz del Señor?
Se dejan unos 5 minutos de silencio y luego se entona algún canto alusivo a la paz. Pasado el canto se dejan algunos 3 minutos más de silencio.
3ra. parte
La asamblea juvenil de planificación pastoral.
Pasado este último silencio, el monitor dice lo siguiente:
La tercera razón para esta hora santa hoy es pedir al Señor su luz y su fortaleza para los jóvenes de nuestra parroquia que el próximo domingo celebran una jornada de trabajo para planificar sus actividades evangelizadoras en el resto del año 2012. Esta jornada se llevará a cabo bajo el lema: “Uno es el cuerpo, uno el espíritu… para una misma parroquia”. Escuchemos el siguiente texto bíblico.
Un lector pasa a leer el texto de Ef. 4, 1-6
Hecha la lectura, se dejan pasar unos 5 minutos de silencio, pasados los cuales una persona previamente designada pasa al frente y lee (de manera pausada, tranquila) la siguiente reflexión:
San Pablo escribe desde el dolor y la incertidumbre de quien se encuentra prisionero pero no por eso de velar por las comunidades a las que ama. Eso le da un especial valor a sus palabras ¿Qué les dice?
-- Primero les recuerda que Dios les ha llamado a una cierta manera de vivir (una vocación) a la cual deben mantenerse fieles (v.1).
-- Luego les recuerda al actitudes que deben cultivar entre ellos para vivir su vocación ante Dios: humildad, amabilidad, paciencia, capacidad de aceptar al y soportar al otro con amor (v.2)
-- De inmediato les recuerda que hay una meta a la que jamás deben renunciar: la unidad en la paz (v.3)
-- Y concluye con lo más importante: las razones de Dios para vivir fieles a esa vocación a la unidad en la paz: porque uno es el cuerpo, el espíritu y la esperanza a la que Dios llama (v.4); uno el Señor, una la fe y uno el bautismo que todos hemos recibido (v.5); pero sobre todo, uno es el Dios Padre de todos, que está sobre todos, entre todos y en todo.
Por eso es tan importante para nuestros jóvenes en particular y para todos en la parroquia en general actuar en comunión: porque solo así se manifestará entre nosotros el poder del espíritu Santo que Dios Padre nos ha enviado por mediación de Cristo resucitado. Y se ese poder del Espíritu no se manifestara entre nosotros, entonces nuestros proyectos pastorales no serían más que planes humanos o caprichos e imposiciones de uno o varios líderes. Y ese es el peligro: que en nuestra pastoral estemos haciendo muchas cosas, menos lo que Dios quiere de nosotros.
Hermanos, meditemos en un breve silencio sobre esta enseñanza de San Pablo sobre el valor de la comunión entre nosotros.
Pasado unos 3 a 5 minutos (ahora depende todo de cuánto tiempo le quede a la hora santa) se entona un canto sobre el Espíritu Santo y su obra de comunión entre nosotros.
Si aún queda algo de tiempo, podría hacerse después del canto algunas oraciones de los fieles, ya sea de manera espontánea entre los asistentes a la hora santa, o preparadas de ante mano.
Después de lo cual (haya habido o no oración de los fieles) se pasa a retirar el Santísimo, según se acostumbra en cada capilla.
Fin de la guía
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