“El nombre de la
Virgen de Suyapa tiene sabor a misericordia por parte de María
y de
reconocimiento de sus favores por parte del pueblo hondureño”
Beato Papa Juan
Pablo II.
Homilía
en el Santuario de Suyapa. 8 de Marzo de 1983.
Los Obispos de Honduras han
descrito la situación del país en los primeros años de este III milenio en sus “Reflexiones con motivo del actual proceso
electoral en Honduras 2012 – 2013”, del
11 Octubre del 2012. Entre otras cosas mencionan: incremento de la pobreza y la
concentración de la riqueza en pocas personas; falta de empleo para la mayoría
pobre; deficientes sistemas de salud, educación y justicia; incremento de la
violencia y el crimen organizado; desintegración y violencia intra familiar,
problemas en el agro; polarización política; creciente desconfianza en el
Estado y sus instituciones; junto a la desconfianza en los políticos, etc. Es,
pues, un panorama oscuro y desalentador. Claro que los Obispos no ignoran el
corazón generoso, noble y sacrificado de este pueblo. Pero es urgente tomar
conciencia de los retos que enfrentamos actualmente.
En este contexto, la devoción a
la Virgen de Suyapa no debe ser solo una tradición de religiosidad popular que
se reduce a unos cuantos días de novenario y su fiesta nacional el 3 de
Febrero. Claramente no es así para esa masa colosal de gente sencilla y pobre
que con sacrificio viene a agradecerle sus favores.
El mensaje de la Virgen María de
Suyapa es tan urgente y actual para nuestra fe católica, como lo es el Informe
de la Comisión de la Verdad y la Reconciliación para la sociedad hondureña, por
decir algo.
¿Y cuál es ese mensaje? Es aquí
en donde viene en nuestro auxilio el
Beato Juan Pablo II. A punto de celebrar 30 años de su visita a Honduras,
recordemos otros fragmentos de su ya citada homilía del 8 de Marzo del 2013 en
el Santuario de Suyapa:
“Quisiera
resumirles en dos palabras la sublime lección del evangelio de María: la Virgen
es Madre; la Virgen es Modelo”. Entonces, para el Papa, ser dóciles a María es acoger a Jesús
como maestro de la verdad. La bienaventuranza de María debe ser la misma de todos:
“…haber creído como Ella, por haber
escuchado y cumplido la palabra y la voluntad del Señor”.
Junto a la Virgen de Suyapa, nos
recuerda el Beato Papa, nosotros también estamos llamados a “…rechazar todo lo que es contrario al
evangelio: el odio, la violencia, las injusticias, la falta de trabajo, la
imposición de ideologías contrarias a la dignidad humana; y hemos de fomentar
todo lo que es según la voluntad del Padre: la caridad, la ayuda mutua, la
educación en la fe, la cultura, la promoción de los pobres, el respeto de
todos…porque no se puede invocar a la Virgen como Madre despreciando o
maltratando a sus hijos”.
Ante una sociedad tan fragmentada
y confrontada por una crisis política que parece no acabar; tan empobrecida
espiritual, material y culturalmente; en donde se sospecha de todo; en donde
todos quieren tener la verdad y la última palabra sin escuchar a los demás, el cristiano católico hondureño está
llamado hoy a poner más atención a la voz de su Señor. Para superar la
confusión, hallar salida a la confrontación y fuerza y paz para la
reconciliación, es urgente escuchar a la Virgen Madre que con apuro sigue
diciendo a todos sus hijos: “Hagan lo que Él les diga”. Solo en la escucha atenta y dócil a la voz
de Jesús podremos hacer a un lado el desaliento y el odio, la confrontación
y la revancha, la injusticia y la impunidad, en fin, todas esas actitudes que
día a día carcomen el corazón de muchos y alejan para todos la esperanza de una
futuro mejor para la patria y sus hijos. Solo
en la escucha atenta y dócil a la voz de Jesús encontraremos la razón y la
fortaleza para mantenernos de pie ante las imposiciones de aquellos que
controlan el poder político y económico, provocando injusticia e impunidad,
miseria y violencia. Jesucristo es nuestra única razón para creer en la justicia
y el bien común, el empleo, la salud y la educación para todos, la
reconciliación y la paz, la verdad y el amor, como pilares de un futuro
brillante, que no caerá como maná del cielo, sino que será el fruto del
esfuerzo y el sacrificio de sus hijos.
Y entonces surge María, Virgen de
Suyapa, como modelo: lo recuerda el
Beato Papa en su homilía: desde la fe, la esperanza y el amor, ella es modelo
de fiel perseverancia en el evangelio; de esaa entrega apostólica que nos hace
misioneros del evangelio; modelo de una vida comprometida con Dios y con sus
hermanos. Ella, que lo acogió en su regazo amoroso en el pesebre de Belén, que
lo escuchó y le siguió como su primera discípula, que, quebrantada en el dolor,
acogió su cuerpo destrozado y muerto al
pie de la cruz, ella es la que nos llama a perseverar y confiar cuando las
circunstancias de la vida aparecen contra toda esperanza. Ella nos sigue
llamando a la confianza: “hagan lo que Él
les diga”.
A acudimos los hondureños para
recuperar la paz perdida, superar la confusión, sanar las heridas, creer en la
justicia y la reconciliación. Y sobre
todo, para alcanzar la santidad. Es ella quien nos conducirá con certeza a
Jesús y los caminos de su evangelio.
Terminemos como empezamos,
citando las palabras del Beato Papa en el Santuario de Suyapa: “Acogedla (a María Virgen) en vuestra casa; aceptadla como Madre y
Modelo. Ella os enseñará los senderos del evangelio. Os hará conocer a Cristo y
amar a la Iglesia; os mostrará el camino de la vida; os alentará en vuestras
dificultades. En ella encuentra siempre la Iglesia y el cristiano un motivo de
consuelo y esperanza…hasta que llegue el día del Señor”.
“El nombre de la Virgen de Suyapa tiene sabor a misericordia por parte de María y de reconocimiento de sus favores por parte del pue...
Sugerencias :

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Solo la oración y la práctica del evangelio nos hará libres, honduras es llamada a rezar el rosario por lo menos una vez a la semana en familia y asistir por lo menos una vez a la semana a misa.
Abran sus corazones a nuestra Señora de Suyapa ella nos guiara a los pies de Jesús.
Bendito sea el nombre de Dios Padre, Hijo y Espíritu Santo. Que Dios Bendiga Honduras y todas las familias que en el habitan.